Cristina Gutiérrez ha sufrido lo indecible en la quinta etapa del Dakar, entre Tupiza y Oruro, de 692 kilómetros de recorrido en territorio boliviano. La piloto burgalesa ha conseguido completar una especial muy complicada, en la que solo se han disputado 219 de los 447 kilómetros cronometrados previstos. La lluvia y las dificultades mayúsculas de navegación han convertido la especial en una odisea, agravada en su caso por un contratiempo técnico en su Mitsubishi Montero. Después de siete horas y media de lucha y sufrimiento junto a su copiloto Pedro López, han terminado en la 58ª posición. Tras esta jornada, la debutante de 25 años ocupa la 55ª posición de la general, séptima de la categoría T1.S (prototipos derivados de serie).
Esta complicadísima etapa ha servido para demostrar, una vez más, el magnífico planteamiento de carrera de la joven odontóloga, además de su afinada sensibilidad técnica. “He notado algo, el embrague no iba muy fino y para no castigar el coche he levantado el pie, pensando en acabar. Creemos que con el paso de los ríos durante la especial del jueves se dañó la maza del embrague”, ha relatado bajo una lluvia torrencial que ha hecho que se desbordaran los ríos y ha dificultado muchísimo la conducción.
Haciendo gala de una madurez impropia de su falta de experiencia en la prueba reina de los raids y de una gran inteligencia, Cristina ha cambiado de chip y se ha centrado en mimar la mecánica del coche para asegurarse de llegar a la meta, costase lo que costase. “Hemos estado toda la etapa cambiando de marcha sin embragar, para intentar no romperlo. Hemos tenido que ir un poco a trompicones y el paso de las dunas ha sido muy complicado, pero lo hemos logrado”, explica la debutante de 25 años, que ha recibido además dos horas de penalización, presumiblemente por haberse saltado algún way point. Una vez en el campamento, los mecánicos de DKR Raid Service confiaban en volver dejar a punto el Mitsubishi.
Al término de otra jornada muy dura, ni la dureza del auténtico Dakar ni los problemas derivados de la altitud del altiplano boliviano han conseguido hacer mella en ella. “Estoy fresca, la altura no nos ha afectado ni a Pedro ni a mí, y físicamente me siento a tope, contenta y animada. El objetivo sigue siendo acabar”, ha asegurado, con una convicción contagiosa.
De cara a la etapa del sábado, existe la posibilidad de que la sexta especial (la más larga del rally, con 527 kilómetros cronometrados) tenga que neutralizarse debido a las inclemencias meteorológicas, al igual que la segunda mitad de esta quinta especial. “Está todo inundado y las condiciones son extremas. Todavía no sabemos si la etapa del sábado se podrá disputar o no”, ha apuntado. En cualquier caso, al final de dicha etapa, entre Oruro y La Paz, de 786 kilómetros de recorrido total, Cristina y el resto de participantes de un Dakar épico podrán disfrutar de la bienvenida jornada dominical de descanso en La Paz.