Un año más todos los aficionados al mundo del motor han podido disfrutar de la cita que muchos tenemos marcada en el calendario. Una cita en la que se dan cita aficionados de varias generaciones, no siendo difícil encontrarse con abuelos, padres y nietos, todos juntos disfrutando de una prueba en la que la historia viva del automovilismo deportivo esta muy presente.
Si ya en el primero de los actos previstos para esta edición, la presentación en el Centro Cultural Ramón Pelayo de Solares, la afluencia de aficionados fue muy destacada, el Shakedown realizado en la jornada del jueves en Hermosa reunía a cerca de 10.000 personas, preámbulo de lo que sucedería en las dos especiales del viernes y especialmente en la jornada grande de la prueba, el sábado.
Nadie se quedaba en casa, y a pesar de las fuertes tormentas y la lluvia del viernes, los aficionados
acudieron en masa en las dos jornadas, llenando las cunetas y disfrutando de un espectáculo que de no ponerlo en marcha esta animoso grupo de aficionados, tendríamos que viajar muy lejos para poder disfrutar de ello.
Cabe destacar el comportamiento de todos los que acudieron a las especiales. Un comportamiento ejemplar que tendría que tener continuidad en el resto de pruebas que se celebran ya no solo en Cantabria, si no en cualquier prueba de rallies. Con esto gana nuestro deporte y cerramos muchas bocas que siempre tienen que destacar noticias negativas sobre el automovilismo.
Que se reúnan 10.000 personas en un tramo de carretera varias horas antes del comienzo de la prueba bajo un calor que superaba los 30º y con un sol de justicia luciendo en lo más alto, es algo que no se ve en otros muchos deportes que, como en el llamado deporte rey, el futbol, presencian el evento cómodamente sentados en una silla y en una grada por si llueve.
En los rallies es diferente. Los más “sibaritas” se llevan una silla plegable, pero el resto buscan una piedra donde acomodarse o simplemente aguantan de pie durante horas para disfrutar de su deporte favorito. Eso es el espíritu de los rallies y en este caso, este es el
“espíritu Trasmiera” que hace de esta prueba un acontecimiento único.
En resumen, cuatro jornadas desde su presentación hasta la llegada a meta del último participante en las que se ha podido vivir en Cantabria un acontecimiento de primer nivel, en el que no solo los aficionados han disfrutado, si no también los participantes que han podido recorrer especiales con los más variados
trazados y con especiales en donde la colocación de los aficionados les daba la necesaria seguridad para disfrutar también ellos de sus vehículos.
Ahora queda un año para poder volver a vivir esta prueba. Un año en que sus organizadores, Nano, Berto, Andres, San Millan, Agustín y todos los que de una manera u otra colaboran con esta prueba, tendrán que trabajar para que seamos muchos los que disfrutemos un año más del “espíritu Trasmiera”.