Hace algunos años, mientras me tomaba un café en un bar ojeando el periódico, me detenía en la página de las esquelas. En ese momento, un señor que estaba junto a mí en la barra de ese bar, me tocaba en el hombro y me decía: “te estas haciendo mayor”. Sorprendido, le pregunte por qué me decía eso, contestándome que “cuando uno se para en la pagina de las esquelas, esta buscando amigos fallecidos. Lo que significa que ya eres mayor”. Una reflexión que no he olvidado y que cada día que pasa estoy más convencido de que es una verdad como una casa de grande.
Esto viene a colación del fallecimiento de Jaime Gonzalez Oruña, uno de los copilotos referencia en los años 80, siendo junto con Manolo Cabo Sánchez (padre de Manolo y Jonathan) uno de los equipos que ganaban carreras en aquellos años. Jaime también compitió junto a Luis Pla un par de temporadas, así como alguna carrera aislada con otros pilotos, incluida una temporada en el Campeonato de España de Rallies de Tierra dentro de la Copa Marbella.
A nivel personal, el fallecimiento de Jaime me ha descolocado por completo, ya que apenas 12 horas antes habíamos estado hablando por WhatsApp en un grupo que tenemos junto con otros dos buenos amigos, Luis Pla y Serafin Vaz. En esa conversación nos contaba cómo estaba disfrutando estos días de unas vacaciones junto a Aurora en un viaje que tenia muchas ganas de hacer desde hace mucho tiempo.
La llamada en la que me comunicaban su fallecimiento, es de esas llamadas que nunca quieres recibir, pero que por desgracia, y como me decía el señor del bar, cada día nos vamos haciendo mayores y los amigos nos van dejando.
Jaime, nos ha quedado pendiente esa comida donde “Peto” en Puentenansa que llevábamos hace tiempo retrasando. Esas largas sobremesas junto a Luis, Serafo y nuestras mujeres en las que tan buenos ratos hemos pasado recordando anécdotas de aquellos rallies que todos vivimos y que fueron tan especiales, celebrando a su vez los muchos años de amistad que ya sumamos, siendo en momentos como este cuando mas se valora esa amistad sincera y duradera.
Un abrazo muy fuerte para Aurora y sus dos hijos, Laura y Jaime, así como para el resto de la familia que, como todos los amigos que has dejado por aquí, te echaremos mucho en falta.
D. E. P. Amigo.