Cristina Gutiérrez ya está en La Paz, donde este domingo el Dakar celebrará una jornada de descanso que debe servir para reagrupar la carrera, después de que la etapa del sábado tuviera que ser cancelada debido al temporal que el viernes asoló el altiplano boliviano. Así pues, la piloto burgalesa ha cumplido la mitad del objetivo marcado en su primera participación en el raid más duro del mundo: llegar a la meta de Buenos Aires. Junto a su copiloto Pedro López, y al volante del Mitsubishi Montero del equipo DKR Raid Service, Cristina mantiene intacto el sueño. “Estamos preparados para afrontar todo lo que venga”, afirma convencida.
La etapa del sábado, entre Oruro y La Paz, constaba de 786 kilómetros e incluía la especial más larga de todo el rally, de 527 kilómetros. Sin embargo, las fuertes lluvias torrenciales caídas en la zona ya obligaron a cancelar la segunda mitad de la especial del viernes, y la organización no tuvo más remedio que anular también toda la jornada del día siguiente para garantizar que la caravana del Dakar llegara sin mayores contratiempos a la capital de Bolivia, con un enlace de 226 kilómetros por carretera. Una decisión con la que la joven odontóloga está plenamente de acuerdo. “El viernes nos tocó hacer el enlace hacia Oruro de noche y estaba todo inundado. En los pueblos había medio metro de agua. En estas circunstancias, la mejor decisión posible era la que finalmente han tomado”, valora.
De hecho, muchos participantes ni siquiera pudieron entrar en el campamento de Oruro el viernes por la noche, entre ellos Cristina. “Cuando llegamos ya lo habían cerrado porque estaba impracticable. Solo pudimos acercarnos a pie para sellar el carné de ruta y luego tuvimos que aparcar fuera del recinto”, explica la joven debutante de 25 años, que tuvo que dormir en un hostal de Oruro, al igual que su compañero en el equipo DKR Raid Service Isidre Esteve.
Eso ha provocado que hasta esta mañana las asistencias no hayan podido ponerse a trabajar en el Mitsubishi Montero para resolver el problema con el embrague que había tenido la víspera. “Ya está arreglado y vuelve a ir todo perfecto. Como no salíamos hacia La Paz hasta las dos de la tarde, han aprovechado para resolverlo con calma por la mañana. Y el domingo podrán acabar de revisar bien el coche, en La Paz”, relata, con la satisfacción de haber sabido mimar la mecánica para llevar el coche a la meta de la etapa del viernes. “Estaba preocupada por romper la caja de cambios, pero el coche aguantó como un jabato, a pesar del castigo recibido”, comenta.
Cristina también confirmó que la penalización de dos horas recibida el viernes fue por haberse saltado un way point. “No nos habíamos perdido, pero había varios camiones enganchados en el lugar del way point y decidimos dar un rodeo para evitar el lío”, reconoce. No obstante, en el libro de ruta particular que Cristina Gutiérrez ha trazado para este Dakar, dicha sanción carece de importancia. “Nuestra idea sigue siendo terminar. Estamos preparados para afrontar todo lo que venga. Vamos a intentarlo todo y darlo todo para llegar a Buenos Aires”, asegura.
Lo que vendrá, en primer lugar, será la etapa maratón del Dakar, con la primera parte el lunes 9 de enero, entre La Paz y Uyuni, en la última jornada en Bolivia. Un país que se ha volcado con el Dakar. “El ambiente aquí es espectacular. A pesar de la lluvia y el frío, la gente no para de animar”. Un entusiasmo popular a la altura del reto del Dakar.